viernes, 10 de mayo de 2013


Especial ciudadanía europea: diálogo intercultural


“Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”
Si hay algo que caracteriza a Europa es su diversidad cultural. Tanto por sus diversos orígenes como por los distintos procesos de inmigración, el territorio europeo es acogedor de múltiples culturas.
Aunque, es cierto que este hecho también ha sido motivo de múltiples conflictos. A lo largo de la historia han existido culturas que han querido imponer sus valores a las demás.
Hoy se plantea al “diálogo intercultural” como la manera de reconocer la diversidad y convivir con ella, sin que una cultura se imponga a las demás, permitiendo que todas ellas se desarrollen y se expresen.
Pero, lo cierto es que todas las culturas tienden a definir como universales los valores que consideran fundamentales, y por ello, buscan imponerlos, volviéndose el “diálogo intercultural” una tarea difícil.
El grado en que este punto de vista se pueda compartir, rechazar, ser apropiado o modificado por otras culturas, dependerá de los “diálogos interculturales”. 
El diálogo intercultural debe partir de la premisa de que todas las culturas siempre han sido interculturales, por ejemplo, lo que hoy llamamos “cultura europea” es la síntesis de muchos elementos y prácticas. Siempre las culturas se han influenciado las unas a las otras.
Luego, cada cultura individual debe reconocer que es incompleta y relativa. Si una cultura no se considera incompleta y relativa (por el contrario, se pretende completa y universal) no querrá dialogar con otra.
Por lo tanto el objetivo del diálogo intercultural es crear una conciencia autorreflexiva de las culturas, para que así dialoguen, se descubran y se apropien las unas de las ideas y valores de las otras.   

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