Especial ciudadanía
europea: diálogo intercultural
“Fuente de
intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan
necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los
organismos vivos”
Si hay algo que
caracteriza a Europa es su diversidad cultural. Tanto por sus diversos orígenes
como por los distintos procesos de inmigración, el territorio europeo es
acogedor de múltiples culturas.
Aunque, es cierto que
este hecho también ha sido motivo de múltiples conflictos. A lo largo de la
historia han existido culturas que han querido imponer sus valores a las demás.
Hoy se plantea al
“diálogo intercultural” como la manera de reconocer la diversidad y convivir
con ella, sin que una cultura se imponga a las demás, permitiendo que todas
ellas se desarrollen y se expresen.
Pero, lo cierto es que
todas las culturas tienden a definir como universales los valores que
consideran fundamentales, y por ello, buscan imponerlos, volviéndose el
“diálogo intercultural” una tarea difícil.
El grado en que este
punto de vista se pueda compartir, rechazar, ser apropiado o modificado por
otras culturas, dependerá de los “diálogos interculturales”.
El diálogo
intercultural debe partir de la premisa de que todas las culturas siempre han
sido interculturales, por ejemplo, lo que hoy llamamos “cultura europea” es la
síntesis de muchos elementos y prácticas. Siempre las culturas se han
influenciado las unas a las otras.
Luego, cada cultura
individual debe reconocer que es incompleta y relativa. Si una cultura no se
considera incompleta y relativa (por el contrario, se pretende completa y
universal) no querrá dialogar con otra.
Por lo tanto el
objetivo del diálogo intercultural es crear una conciencia autorreflexiva de
las culturas, para que así dialoguen, se descubran y se apropien las unas de
las ideas y valores de las otras.
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