MARRUECOS,
UN PAIS CON ENCANTO.
El pasado mes de julio decidí emprender una
aventura nueva: visitar Rabat.
Un país nuevo, una ciudad nueva, una cultura
diferente…pero un objetivo universal; hacer felices a los niños y niñas.
Durante mi estancia en Rabat pude desempeñar
mis conocimientos como maestro en un país muy diferente al nuestro, España,
donde en un principio se valoran unas cosas por encima de otras.
El colegio estaba situado en un barrio de
Rabat, un colegio pequeño pero muy acogedor en todos los sentidos.
La sonrisa de los chicos y chicas del colegio
de Rabat fue constante: desprendían día a día las ganas por aprender, por
relacionarse conmigo y sólo con eso, me servía para acudir día a día al colegio
con mis alumnos marroquíes.
Durante 14 días pude disfrutar, aprender, y
no sólo como maestro, sino como persona, con la gente que he conocido en este
viaje.
Es verdad que la cultura marroquí es
totalmente diferente a la española pero todos y cada uno de nosotros somos
personas, habitantes del Mundo y este hecho hace que seamos capaces de aprender
los unos de los otros.
Sin darme cuenta, los 14 días pasaron
rápidamente y tuve que despedirme con mucha tristeza de todos estos chicos y
chicas con las que conviví durante casi medio mes: la aceptación por ellos y
por los trabajadores del colegio fue inmejorable.
No fue un adios, fue un hasta luego; ese fue
el mensaje que les dí a mis chicos y chicas marroquíes y con eso nos quedamos
ambas partes.
El verano que viene volveré para disfrutar
con ellos de la misma manera de la que lo he hecho esta vez.
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