Una experiencia única
Hace un poco más de un año que llegué a España para
hacer un Servicio Voluntario Europeo. Con mucha ilusión y poca imaginación de
lo que iba a hacer exactamente en BASIDA.
Basida
es un centro de acogida para personas con diferentes dificultades y
discapacidades. Lo que empezó como cada de acogida para personas con
enfermedades crónicas como SIDA se desarrolló con el tiempo en algo más grande
y más difícil de explicar. Lo mejor forma para explicar a mis amig@s que es lo estuve
haciendo es enseñar vídeos y contar historias de la gente de la casa. Algunos
vienen con problemas con drogas, algunos con enfermedades, pero al final, hay
de todo.
Antes de mi SVE había trabajado muchos años como
voluntaria en diferentes maneras, pero este reto era más grande del que me
podría imaginar. Una chica de la ciudad, con una juventud con muchas
libertades, me encontré en el medio del campo con más normas que las que tuve
en mi primera escuela católica.
Decir que era fácil sería una mentira. Me costó un
montón.
Pero era un maravilloso camino de un aprendizaje muy
lejos de todo lo que había hecho antes.
He aprendido a valorar cosas que antes eran normales.
Mi empatía creció y he encontrado un montón de gente con quien nunca me había
relacionado antes en mi vida hasta este momento.
Además, he aprendido muchas competencias.
No ha sido un camino fácil, pero me ha hecho crecer
como persona. Mucho, gracias a compañer@s que me habían dado apoyo en
diferentes maneras durante los pasos más difíciles.
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