¿Qué acecha en el armario?
¿Alguna vez has contado cuántas prendas de ropa tienes? ¿O qué parte de tu guardarropa realmente utilizas? Muchos de nosotros tenemos un montón de ropa sin usar en nuestros armarios. Aquellos/as que siempre se visten a la última moda, tienen que darse prisa y correr para estar al día con las últimas tendencias. Las nuevas tendencias de moda se comercializan con mucha velocidad.
La globalización ha hecho posible la producción de prendas de vestir relativamente baratas. Los precios bajos, a su vez, hacen que la ropa parezca más desechable. Esta es la principal razón del por qué la moda de hoy se refiere a veces como "throwaway" o la moda rápida, siendo un equivalente a la comida rápida. El camino que, por ejemplo, una camiseta viaja de un carro de la ropa a un vertedero se ha convertido en cada vez más rápido y más corto. La industria de la confección se ha reconvertido siendo un hecho que su logística ha mejorado, los costos de transporte han disminuido y también el espacio de tiempo entre el diseño y el consumo de la prenda se ha reducido. Cada vez más se produce más y más rápido. Pero paradójicamente el cambio en la dinámica de la industria de la moda no se han traducido en mayor calidad de la ropa, sino en un número de prendas producidas de modo más barato y rápido.
Para recordarnos, consumidores, de las catástrofes ambientales y sociales que se producen en nuestra cadena de suministro de la moda, el primer Día de la Revolución de moda se celebró este año el 24 de abril. El evento está destinado a llamar la atención sobre la ética de la industria del vestido, las condiciones de fabricación de prendas de vestir y el consumo sostenible. "¿Quién hace tu ropa?" es la pregunta que este día quiere que nos preguntemos a nosotros mismos.
De hecho, la producción y el consumo de ropa y textiles tienen impactos sociales y ambientales. Por ejemplo, la producción de algodón, una de las fibras más utilizadas en la fabricación de prendas de vestir, utiliza una gran cantidad de agua, energía y productos químicos, como fertilizantes e insecticidas que llegan como una carga para el medio ambiente. Además, el cultivo de algodón consume la tierra y reduce las oportunidades de las personas para al cultivo de alimentos. Cada etapa de la producción de prendas de vestir consume agua, energía y productos químicos. Cada etapa también genera residuos y contaminación que eventualmente llega hasta la naturaleza.
Además, debido a los menores costos de producción, la producción de prendas de vestir se concentra en los países donde se carece de la legislación ambiental y la regulación empresarial. Gran parte de la ropa barata y procedente de marcas ampliamente conocidas se vende en los países occidentales y son producidas en los países pobres, donde las condiciones de trabajo suelen ser muy malas, donde los derechos de los trabajadores no están siendo respetados y el uso de la mano de obra infantil es común.
En este surgimiento de la moda rápida ha provocado un ciclo de vida más corto de la ropa y también la calidad de prendas de vestir se ha visto afectada. A veces, una camiseta puede quedar arruinada inmediatamente después del primer lavado. Algunas de las prendas son, por lo tanto, de una calidad tan ínfima que no se pueden utilizar durante mucho tiempo, incluso si realmente se deseaba. Por lo tanto, para prolongar la vida útil de la ropa es esencial aumentar la sostenibilidad de la producción y del consumo de ropa.
Se puede también hacer una diferencia al mirar los hábitos de consumo. Consumo responsable seleccionando una ropa creada de un modo sostenible y de alta calidad y atemporal que se pueda utilizar a menudo y durante mucho tiempo. Al comprar menos, se puede tener en cuenta la compra de ropa con un mayor cuidado y la compra de ropa producida de forma sostenible, puede contribuir fácilmente a la reducción de la acumulación de cosas innecesarias.
En particular, la ropa, que sólo se utiliza pocas veces, es posible el pedir prestado a amigos o familia o incluso alquilarla para la ocasión, en vez de comprar para el armario y acumular. La ropa también se puede comprar en mercados de segunda mano. Los bienes de segunda mano no consumen recursos de la misma manera que un producto totalmente nuevo.
También puedes ampliar la vida útil de la prenda mediante la reparación y renovación. Al fondo del armario, cada uno probablemente tiene algo de ropa vieja que todavía están en muy buena forma y de buena calidad, pero con el tiempo, han pasado de moda. Por rehacer estas viejas ropas y textiles se puede transformar en una nueva forma de conjunto, así como crear su propia moda.
La ropa del futuro probablemente tendrá al menos tres vidas. El primero como un vestido nuevo, el segundo como una prenda renovada y, finalmente, la última vida como una prenda de reciclado en el mercadillo. Puedes comenzar a extender la vida útil de la ropa siguiendo las tres R: Reducir, Reutilizar, Reciclar.
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What’s lurking in your wardrobe?
Have you ever counted how many pieces of clothing you own? Or how much of your existing wardrobe you wear? Many of us have a pile of unworn clothes in our closets. The ones who always dress up according to the latest fashion, have to hurry up and run in order to keep up with the newest trends. New fashion trends are marketed with such a speed.
Globalization has made it possible to produce relatively cheap clothing. Low prices, in turn, make clothing appear more disposable. This is why today’s fashion is sometimes referred to as “throwaway” or fast fashion, equivalent of fast food. The path that, for example, a t-shirt travels from a clothes rail to a dump has become quicker and shorter. Clothing industry has indeed evolved; logistics have improved, transportation costs have decreased and also the time gap between designing and consuming the garment has reduced. More and more is produced faster and faster. Changing dynamics of fashion industry have not resulted in higher quality of clothes, but rather the number of cheaply and quickly produced clothes has increased.
To remind us consumers of the environmental and social catastrophes occurring in our fashion supply chain, the first Fashion Revolution Day was celebrated this year on 24th of April. The event is intended to draw attention to the ethics of the clothing industry, clothing manufacturing conditions and sustainable consumption. “Who makes your clothes?” is the question the day wants us to ask ourselves.
Indeed, the production and consumption of clothes and textiles have both social and environmental impacts. For example, the production of cotton, one of the most used fibers in clothing manufacture, uses a lot of water, energy and chemicals, such as fertilizers and insecticides that end up as a burden on environment. In addition, the cultivation of cotton consumes the soil and narrows opportunities for people to grow food crops. Each stage of clothing production consumes water, energy and chemicals. Each stage also generates waste and pollution that eventually end up in nature.
In addition, due to lower production costs, clothing production is concentrated in countries where environmental legislation and business regulation is lacking. Much of the cheap clothing sold in western countries is produced in poor countries, where working conditions may be really bad, workers are lacking rights and use of child labor is common.
Emergence of fast fashion has resulted in shorter life cycle of clothes and also the garment quality has been affected. Sometimes a t-shirt can get ruined immediately after the first wash. Some of the clothes are, therefore, of such poor quality that they cannot be used for a long time, even if you want to. Thus, to extend the lifespan of clothes is essential for increasing the sustainability of the clothing production and consumption.
You can also make a difference by looking at the consumption habits. Responsible consumer selects sustainable, high-quality and timeless clothes that can be used often and for a long time. By purchasing less, considering the clothing purchases carefully and purchasing sustainably produced clothes, you can easily contribute to the reduction of accumulation of unnecessary things.
In particular, the clothes, which are only used rarely, you might want to borrow from friends or rent rather than buy for your wardrobe. Clothes can also be bought quite carefree at flea markets, since the clothes are already used. Second-hand goods do not consume resources the same way as totally new products.
You can also extend the lifespan of a garment by repairing and renewing. At the far end of the closet, everybody probably has some old clothes that are still in quite good shape and of good quality, but over time, have gone out of fashion. By remaking these old clothes and textiles you can transform them into a whole new shape as well as create your own fashion.
The clothes of future will probably have at least three lives. First one as a new garment, the second as a renewed garment and eventually, the last life as a recycled garment in the flea market. You can start extending the lifespan of clothes by following the three R’s: Reduce, Reuse, Recycle.
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Luz, Claudio (2007). Waste Couture: Environmental Impact of the Clothing Industry. Environmental Health Perspectives, 115:9, p. 449–454.
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