Llegué al aeropuerto de Dublin el 7 de enero a las once de la noche. Con una sonrisa de oreja a oreja, iba andando por los pasillos del aeropuerto y rezando en todos los idiomas posibles para que no hubiera pasado nada con las maletas. Tras recoger las maletas, me dirigí a la salida. Allí, estaba esperándome Jarlath, el manager del centro en el que estoy haciendo el voluntariado. Tras una pequeña conversación de presentación, me monté en su coche y me dispuse a conocer mi nuevo hogar durante el próximo año.
Pero no sabía lo equivocado que estaba en ese momento hasta que me di cuenta que, en vez de estar en el centro, estaba en un pub en una ciudad llamada Kildare bebiendo mi primera Guinness y escuchando música en vivo. Allí conocí a las dos chicas alemanas que están conmigo en el centro, y tras este mes puedo decir que son geniales. A la mañana siguiente, me dispuse a conocer la ciudad en la que iba a vivir durante una temporada, Newbridge. Newbridge está situada en el centro-este de Irlanda, a una hora de Dublin. Investigando por la web acerca de las actividades en Newbridge antes de venir a Irlanda, me enteré de la existencia de una escuela de música. Así que uno de los primeros sitios a los que fui fue la Newbridge School of Music. Tras una pequeña entrevista y una entrevista a la semana siguiente, ya estaba inscrito en la banda de música de Newbridge.
A la semana de estar en Newbridge, tuve la oportunidad de conocer a mi mentor, John Downey, un militar retirado que ha estado en numerosos conflictos bélicos. Sin duda alguna, es una de las personas más extraordinarias que he conocido en mi vida. Es un auténtico show, escucharle repetir algunas de las frases que le enseño en español no tiene precio. Tras un rato hablando, me contó que los miércoles y los viernes acude a Kildare a cantar en “gigs” (así es como se llaman las actuaciones musicales en vivo típicas de Irlanda). Cuando se enteró de que tocaba el saxofón, me invitó a unirme a ellos. No sabía cómo, ni por qué pero a las dos semanas de estar en Irlanda estaba tocando Summertime con el saxofón en un pub de Kildare. Irlanda es uno de los mejores países a los que ir si te gusta la música, puesto que aquí es casi una religión. Ir a un pub con los amigos y beber una buena pinta de cerveza mientras un grupo de músicos ameniza la sesión es algo tan típico de aquí como lo son las tapas en España.
Además de la música, realizando el trabajo voluntario del SVE puedo decir que en este mes he vivido cosas que no voy a olvidar nunca: el viaje a Belfast con uno de los residentes, el carácter de algunos de los residentes del centro… En el Newbridge Respite Centre, al contrario que hogares o residencias para personas con discapacidades, los residentes pasan una temporada y después vuelven a sus casas. El objetivo de este centro es proporcionar una cómoda estancia a todos los residentes, a la vez que se hacen actividades como pequeños viajes por Irlanda, ver películas en el cine, dar un paseo con los residentes y tomar un café con ellos… Además, a medida que el tiempo va mejorando la mejor época para hacer actividades se acerca (Marzo-Septiembre) y el número de experiencias que viviré en esos meses estoy seguro que va a ser enorme. Una de las cosas que más me ha sorprendido de este voluntariado, es la visión de la vida que muchas de las personas con discapacidades físicas tienen. Es absolutamente inspirador ver cómo, después de un accidente o una enfermedad degenerativa, siguen manteniendo esa energía por vivir y el buen humor.
Además del trabajo voluntario y la música, durante este mes he hecho otras actividades que me gustaría compartir. Irlanda ofrece a los amantes del senderismo algunos de los paisajes más espectaculares del mundo. Uno de ellos es el situado en Wicklow Mountains (aparecen en la película “PS: I love you”). Las numerosas rutas que hay para perderse hacen de estas montañas uno de los mejores sitios de Irlanda para pasar el día. Otro de las zonas que he visitado en este mes es Howth. Este pueblo costero, situado en el condado de Dublin, ofrece una ruta por los acantilados que es simplemente espectacular.
Junto al senderismo, otra de las actividades que he empezado a hacer es voluntariado en la KWWSPCA (Kildare and West Wicklow Society for Prevention of the Cruelty to Animals). En concreto, en un refugio para animales en Athgarvan. Mi labor allí es salir a pasear con los perros por el campo y que puedan correr y hacer “cosas de perros” que ni tú ni yo entenderemos nunca. Estos perros, que han sido abandonados o maltratados, viven en el refugio esperando a que una familia o una persona les acojan en su casa.
Bueno, pues creo que esto es todo. Me hubiera gustado hacer algo más, pero entonces no habría podido dormir, así que me conformo con seguir vivo en la Isla Esmeralda.
Un saludo,
Eduardo."
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